El documental sobre la vida deportiva de Ayrton Senna es simplemente espectacular e imprescindible para aquellos que sienten que la Fórmula 1 no es un deporte cualquiera. Después de verla, me gustaría dejar unos flashes con las conclusiones que llevan en mi cabeza desde que se apagó el proyector de la sala 8 de los Cines Princesa:
- Muchos hablaron en su época de que Senna pagó por entrar en la Fórmula 1. Sus padres tenían dinero y, no cabe duda, que esto le facilitó mucho las cosas desde los primeros pasos en los karts. Pero lo que sí está claro al 100% es que si no destacas en este deporte, te comen y estás fuera a la mínima. De ahí el valor de todo lo que hizo, en especial el podio de un debutante Senna en Mónaco con el modesto Toleman, adelantando a todos bajo la lluvia, salvo a Prost, y no ganando porque a un tal Balestre le dio la gana de que así fuera.
- Al hilo de este nombre. Nos quejábamos hasta hace 2 años de Max Mosley como presidente de la FIA, pero su antecesor, el francés Jean-Marie Balestre, era mucho peor. Se podría decir que era casi como un dictador, con su compatriota Alain Prost como su ojito derecho. La cacicada que le hicieron a Senna en Suzuka en 1989 no tiene nombre. El señor Balestre era un sinvergüenza, y queda retratado en el documental.
- Realmente, ¿habrá en este mundo alguien que haya adorado a Senna, o Prost, y, a la vez, haya odiado/odie a Fernando Alonso? Y lo digo porque uno se queda ‘fascinado’ al ver las cosas que se decían Senna y Prost delante de las cámaras. El brasileño, más joven que el francés, llevaba la verdad como juramento, y el otro no le pasaba ni una. Me quedo con la frase de Alain después de haber chocado en Suzuka en 1990: “Tenía ganas de darle un puñetazo, pero me daba tanto asco que ni me acerqué”.
- Todos los pilotos de la Fórmula 1 son buenos por el mero hecho de estar ahí y su dificultad. Pero hay una ‘raza’ de ellos: los especiales. Schumacher, Lauda, Vettel, etc. Senna era uno de ellos, y sigo calificando a Alonso como especial. Tiene un poco de los protagonistas: el carácter fuera de la pista de Senna, y la constancia y regularidad de Prost. No será tan veloz a una vuelta como el brasileño, pero sí brilla bajo la lluvia. No se meterá en tantos ‘embrollos’ como él o como Hamilton, pero sí está centrado 100% en las carreras como lo estaba Senna. Son pilotos que sacan más rendimiento del coche que tienen entre las manos. Dale el mejor coche a uno de ellos, y te hará campeón al 95% de posibilidades. Dale el 2º o el 3º de la parrilla, y todavía conservarás opciones.
Senna, un personaje único
Para los que seguimos la Fórmula 1 e intentamos ver más allá de lo que sucede en la pista, este documental te hace pensar fríamente en lo que tenemos en la actualidad. Al margen del hecho de que conducir un bólido de Fórmula 1 de aquella época (y anteriores) no era lo mismo que en la actualidad, el film te mete de lleno en una historia humana única.
Ayrton Senna no fue un piloto cualquiera. Y no sólo eso, sino que fuera de las pistas era un personaje polémico. Sus piques y guerras con su archienemigo Alain Prost fueron antológicos. El documental muestra a la perfección cómo evolucionó la relación entre ambos desde 1988, año en que compartieron equipo en el McLaren de un ‘joven’ Ron Dennis: desde las risas el primer año, pasando por las batallas en Suzuka en 1989 y 1990, al abrazo en el podio de Australia en 1993, el último de ambos, por diferentes motivos. Y, por motivos de la vida, el francés llevando a hombros el ataúd de su eterno rival.
El documental
Haciendo una valoración cinematográfica, me encantó el hecho de que las entrevistas que aparecen a los personajes de la actualidad que salen en el documental aparecen de esa manera, como voces, y no en la típica imagen de dos personas sentadas en un plató en plena entrevista. En ningún momento se interrumpe la historia, perfectamente llevada por dichas voces y por los subtítulos.
No hay un narrador, la historia discurre cronológicamente y sin saturar al espectador. Las voces de protagonistas son las justas y sin abusar de ellas. Para los que ya han visto reportajes sobre la vida de Ayrton, merecerá la pena ver este documental porque seguro que hay imágenes que no han visto. Las que más me gustaron, los ‘briefing’ previos a los Grandes Premios, algo que no vemos hoy en día en la Fórmula 1.